Elena es el ejemplo que confirma que cuando dos personas están destinadas a ser buenas amigas, sus caminos acaban encontrándose. Hay quien cree que las cosas pasan porque si, por casualidad; Elena, en cambio, cree en el Karma, aquella idea por la cual las personas, con nuestro comportamiento, condicionamos nuestro destino. No cree en un todopoderoso, sinó en un poder que iguala las cosas buenas con las malas. Yo creo que conocí a Elena gracias al Karma.
Por cuando nos vimos por primera vez era ya un poco avanzado el curso, no sé si nos caímos muy bien por aquel entonces. Al menos eso dice ella. No me acuerdo de lo que pensé, pero si recuerdo que la primera vez que salí con ella acabé en un garito gay. Eso prometía. Ni idea del momento en que hicimos click, pero des de entonces que hemos vistos pelis nocturnas, nos hemos ensuciado el hombro, emborrachado y salido de barricadas.
Elena es un diccionario de neologismos, sus motes son tan buenos y necesarios que los que la rodeamos hemos acabado incorporando sus expresiones a nuestro vocabulario. Elena llama jartos a los locos y a los que les da igual lo que piensen los otros. Les dice comeflores a los que siempre están felizmente sonriendo. Los satélites son aquellos que o no se empanan de lo que pasa a su lado o que, tal vez, no se quieren empanar. Por no hablar de los piesnegros, aquella raza, para mi antes desconocida, que en teoría anda descalza por la calle.
Pero es que Elena no solo inventa palabras, también es creadora de nombres. Quién no ha salido qualquier día y se ha encontrado a Happy face. O se ha visto a las 8 de la mañana bailando con Rastas blancas. Y como olvidar a Rictus, quien solo deja que lo llame así ella, su compatriota. Elena misma también tiene muchos nombres. La llaman Broker, la llaman Borbor, la llaman Jelen. La llaman jarta, satélite, comeflores. Muchos nombres y una sola personalidad fuerte, decidida, distinta a los demas y ajena de cualquier crítica. Por eso, cuando hablo de ella yo la llamo la publicista, la escritora, la humorista, la cínica de las buenas. La llamo Elena la Basca, loca, amor, perra. La llamo chicadeunfuturobrillante, la llamo ereslistadelacalle y inteligentenlosestudios.
Elena es un oxímoron, una paradoja, una metàfora. Són los ojos que lo oyen todo, la que habla mucho y dice mucho, la que se vuelve al Norte y a la vez, por suerte, se queda aquí conmigo.
www.fotolog.com/helenbroker
Por cuando nos vimos por primera vez era ya un poco avanzado el curso, no sé si nos caímos muy bien por aquel entonces. Al menos eso dice ella. No me acuerdo de lo que pensé, pero si recuerdo que la primera vez que salí con ella acabé en un garito gay. Eso prometía. Ni idea del momento en que hicimos click, pero des de entonces que hemos vistos pelis nocturnas, nos hemos ensuciado el hombro, emborrachado y salido de barricadas.
Elena es un diccionario de neologismos, sus motes son tan buenos y necesarios que los que la rodeamos hemos acabado incorporando sus expresiones a nuestro vocabulario. Elena llama jartos a los locos y a los que les da igual lo que piensen los otros. Les dice comeflores a los que siempre están felizmente sonriendo. Los satélites son aquellos que o no se empanan de lo que pasa a su lado o que, tal vez, no se quieren empanar. Por no hablar de los piesnegros, aquella raza, para mi antes desconocida, que en teoría anda descalza por la calle.
Pero es que Elena no solo inventa palabras, también es creadora de nombres. Quién no ha salido qualquier día y se ha encontrado a Happy face. O se ha visto a las 8 de la mañana bailando con Rastas blancas. Y como olvidar a Rictus, quien solo deja que lo llame así ella, su compatriota. Elena misma también tiene muchos nombres. La llaman Broker, la llaman Borbor, la llaman Jelen. La llaman jarta, satélite, comeflores. Muchos nombres y una sola personalidad fuerte, decidida, distinta a los demas y ajena de cualquier crítica. Por eso, cuando hablo de ella yo la llamo la publicista, la escritora, la humorista, la cínica de las buenas. La llamo Elena la Basca, loca, amor, perra. La llamo chicadeunfuturobrillante, la llamo ereslistadelacalle y inteligentenlosestudios.
Elena es un oxímoron, una paradoja, una metàfora. Són los ojos que lo oyen todo, la que habla mucho y dice mucho, la que se vuelve al Norte y a la vez, por suerte, se queda aquí conmigo.
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